El mundo y sus zancadillas.





     Con esta frase defino lo que viví ayer camino de mi trabajo. Que pena me da la juventud, están ahí fuera, expuestos a tantos peligros de los que ni siquiera tienen conocimiento...

...Creyéndose libres, en verdad siendo libres, pero no lo son. Cada uno de sus elecciones son anclajes que los esclavizan aún sin que sean conscientes. 

     Yo estuve allí una vez, con su edad, con sus inquietudes, con similitud de ellas, y de sueños, de ideales, sabiéndome más que nadie a mi alrededor y sufriendo en silencio a ratos y otros contagiando mi euforia y mis ganas de ser. Es el momento de vivir, de experimentar, de descubrir, de definirse y de meter mil batacazos. Porque vaya si caes en zancadillas que la vida te pone por no mencionar al de los cuernos y hacer esto demasiado místico, pero si pudiéramos ver con la óptica de la Gracia, descubriríamos que el misticismo está más vinculado en nuestro alrededor mundano, de lo que imaginamos. Somos libres, Dios así nos ha creado, LIBRES. Pero en este mundo el mal ejecuta sus acciones a nuestro alrededor y en el noventa por ciento de las elecciones que tomamos, estamos sin advertirlo coaccionados al elegir. 

     Llegando ayer a la parada del bus de mi barrio, me encuentro con los chicos sentados en esta. Son los mismos chicos que acostumbran a estar en el parque, veinteañeros, con demasiado tiempo libre y la seducción de las drogas a mano. 

     La lacra de nuestros jóvenes: las drogas. 

     No es nada nuevo, las sustancias que alteran nuestro comportamiento existen desde el principio de las civilizaciones. El problema de hoy es que pese a que la mayoría aún son ilegales, se han normalizado en nuestra sociedad cercana su uso. Ya no escandaliza ver a los chicos fumando hierba en los bancos del parque a escasos veinte metros de donde juegan los pequeños. Ni quemando chocolate sentado en la parada de bus, ni fumandolo... No le culpo a ellos, pese a que han elegido ese tonteo con las sustancias dependientes. No creo que Dios nos haya creado con un dote para la estupidez absoluta. Y se de buena tinta que hay que ser muy estúpido para drogarse por libre elección. Tampoco los excuso, que conste, pero también se de buena tinta cuantas zancadillas puede ponerte la vida para hacerte vulnerable a la hora de elegir. Esas son las traquimañas del maligno que pasa camuflado a nuestro lado como el mejor de los camaleones.

     Estuve unos diez minutos allí con ellos, sin hablar, respirando la fumata y sintiendo como en antaño ese olorcito que me resultaba agradable, ahora se me subía la cabeza a toda pastilla... Me hago mayor. Fue lo que pensé y de pronto toda mi juventud se agolpó en mi pensamiento como si me golpeara. ¿Cuantos momentos de peligros viví, cuantas circunstancias que me podrían haber llevado a una vida muy diferente de la que ahora tengo y qué me diferenciaba a mi de esos chicos de barrios? Nada. 

     No se puede juzgar a los demás, porque no sabemos cuantas zancadillas pueden ponernos a nosotros a lo largo del camino y si contaremos con los medios, las personas apropiadas, o con condiciones suficientes para gozar de integra libertad al enfrentarnos a ello. Yo tuve la fortuna de encontrarme con dieciséis años a Jesucristo y personas que rezaron mucho por mi, no solo para que fuera bendecida por la Gracia, sino para que pudiera ser consciente de Ella. Y descubrí un modelo de referencia que poco a poco me fue ganando terreno, me conquistó y me salvó de mi misma y de mi mundo inventado a medida.

     Fui joven como ellos e igual de imprudente que cualquiera a su edad. Allí en silencio a su lado, escuchando sus conversaciones que me parecían tan surrealista, supe que tenia que romper mi silencio y les hablé. Nada como para tirar cohetes, sólo un par de frases orientándolos a donde tenían que dirigirse para las ofertas de trabajos temporal. De los siete u ocho chavales, tres me miraron con superioridad, pensando seguramente que era una pureta creyéndome con la solución, alguno que otro ni se inmutó y hubo alguno que desencajó su expresión, como si el hecho de que yo les hablara fuera cosa extraterrestre...Y yo... la próxima vez que esté en similar situación moveré de nuevo ficha, como los movimientos pausados de una buena estrategia de ajedrez. Porque se que no es fácil llegar a ciertos sectores de la juventud, pero tampoco imposible.

     Cuando me bajé del bus casi aterrizo encima de otro grupo de jóvenes. Estos estaban en la calle ensayando de costaleros bajo un paso para sacar el Corpus. En el trayecto las personas que iban en el bus y habían visto la escena de la parada, iban hablando al respecto, así que me fue imposible no pensar en mis propios hijos, que pronto estarán en esa etapa de la vida. Y en como madre, ¿qué me gustaría poder elegir para ellos en relaciones, en ambiente, en sus propias elecciones? Sin duda una elige como madre que se relacionen con jóvenes de este segundo grupo, pese a que se que no tienen porque ser los mejores, pero parece por lógica de según el ambiente en que te muevas tengas más probabilidad de no cagarla. Pues no. Por propia experiencia se que lo mejor que puedo hacer por mis hijos ademas de tener acertividad a la hora del trato personal es REZAR. Porque no importa en que ambiente nos movamos, las zancadillas de la vida terminan por llegar cuando menos esperamos y nada mejor que tener un modelo de referencia que nos marque unas pautas afines a nuestras ambiciones de superación, en la juventud hay mucho de eso y yo me levanté del suelo mil veces cogida de su Mano. Solo Jesucristo supo con afinidad y constancia tendérmela y que yo aprendiera.

     Ahora todavía me meto de leches, que vaya tela, pero es que tengo un espíritu inquieto y joven que a menudo se niega a escuchar. Pero hay una cosa que se con seguridad: Él, es quien me juzgará el último día de todas mis elecciones y conoce a fondo mis virtudes y mis debilidades humanas, eso me ayuda a seguir levantándome cada vez que caigo.



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