En el cielo como en la tierra.



Las fuerzas, el poder, se miden continuamente desde el principio de los tiempos de la creación.

     Ya sea entre los seres espirituales, ya sea aquí entre mortales, la elección del bien implica una lucha constante por mantenerse en él.   

     No se como será la vida del espíritu, más allá de pequeñas pinceladas que a veces, me deja vislumbrar mi ángel custodio. Dice que es diferente, que el conocimiento abre nuevas ópticas, pero que la libertad sigue imponiendo una responsabilidad si se elige el bien, porque las puertas a otra elección nunca se cierran. Y aunque bien se puede cambiar de dirección, es más fácil elegir equivocadamente aquí que allí, el peso de nuestras pasiones se implica en esta etapa, pero dice que el peso del intelecto allá es también un arma de doble filo que entre iguales puede empujar a la soberbia. Nunca podemos bajar la guardia me dijo una vez, somos soldados de la Verdad, y como tales, si cometemos errores podemos caer en medio de la batalla. Se nos a dado poder para elegir y eso puede cambiar todo aquello que nos rodea.

     Estos días en que las imágenes de tantas matanzas colapsan los perfiles sociales, las noticias, ect... Consiguen que el dolor me deje fuera de juego. Me pregunto si acaso no estamos perdiendo nuestras pequeñas batallas, haciendo una sociedad agresiva, abusadora, capaz de acabar con los más débiles, con los desamparados. Me angustia pensar que las personas podamos acostumbrarnos a ver con normalidad el mal imponiéndose alrededor. Escuchar las conversaciones que engendran los acontecimientos entre las personas ya sea en el mercado, en el bus, con conocidos... 

     No, no se puede dar tregua, no se puede esperar que ciertas cosas mejoren mirando hacia otro lado o simplemente esperando. No imagino un cirujano esperando frente a una pierna gangrenada a que esta mejore sin hacer nada para ver si no tiene que meter mano a ella y sin usar ningún medio al alcance de la medicina para contrarrestar la infección . El bien es una elección, que implica posicionarse e implicarse con todas las consecuencias según nuestras capacidades. La mayoría se esconden tras tópicos absurdos como que el mundo no puede cambiarse, que esto no tiene arreglo. Pero si en lugar de perder oportunidades intentando convencernos de esto, aprovechásemos para ser héroes y cambiar los pequeños mundo más cercanos a nosotros ... Quien sabe... Igual hasta nos sorprendería la capacidad que tiene el bien y en modo en que repercute a quien lo recibe y como vuelve por si mismo a uno...

     En el cielo como en la tierra somos soldados. Decía mi ángel. Dios nos da poder, a cada una de sus creaturas y nos proporciona muchos momentos para que hagamos uso de ello. No puedes desesperarte, no puedes perder la esperanza, si has visto su mano una sola vez obrando en tu vida has de agarrarte a ese instante como si de verdad la vida te fuera en ello, porque será tu sostén ante los pequeños momentos de incapacidad, que llegan, y la fe te mantendrá. Siempre tendrás la oportunidad de elegir, aunque no lo creas y si eliges lo que te aparta de la seguridad de esa experiencia... Será condenadamente malo, porque el sufrimiento destroza la razón del hombre que es sometido mucho tiempo. 

     Y en estos tiempos de combate, me angustio pensando que cada vez son menos los que perseveran en hacer el bien. En cumplir con justicia aquello para lo que han sido creados, con lo que han sido dotados y que pueden hacer mejor que otros. Me decía el otro día la abuelita que cuido mientras veíamos las noticias: Es que yo ya no sirvo para hacer nada. Y me encontré respondiéndole con total confianza: Ana no te dejes engañar, desde ese sillón tienes un arma mortífera para combatir el mal del mundo que ves por la televisión, puedes rezar, tienes un rosario y eso lo sabes hacer, utilízalo a conciencia bruta para hacer el bien y no te desanimes pensando que no puedes contra tanto mal. Ella me respondió que el mundo no lo arregla ya nadie, que los políticos, los militares, los hombres con poder para cambiar las cosas estaban ya corruptos. Que cada generación engendraba mayor corrupción. Le dice: Ana, por eso tienes que rezar, para que cambie el mundo interior de un solo hombre con poder, y de ese modo ese hombre cambiará lo que este en su mano. Ella se quedó callada y me respondió: Tú crees que eso podrá ser? Y yo le dije: Claro, creo que si hace casi 2000 años un Hombre crucificado por una causa concreta eligió morir y resucito del tal modo que se manifiesta vivo ante mi cada día, ¿como no voy a creer que muchos pequeños sacrificios por elegir el bien no pueden hacer de este mundo algo mejor aquí y ahora? El mal nos está combatiendo en cierta medida a cada uno. Haciéndonos vivir situaciones que ponen a prueba nuestra fe, nuestra capacidad de creer que tienen arreglo las situaciones que vivimos o nosotros mismos, pero siempre podemos elegir, siempre podemos elegir el bien, está en la Gracia que Dios da a cada una de sus criaturas.




 "El poder es bueno cuando es dado por Dios para contener con él el temor al mal, no para cometer el mal temerariamente. Pues nada es peor que tomarse por el poder la libertad para pecar, nada es más infeliz que el tener la facultad para obrar mal." (Isidoro de Sevilla.)


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