¿¡Qué hay en la caja!?”

"Nunca subestimes a una adolescente cuando de salirse con la suya se trate, y menos si la has parido" 
(La menda que escribe)


¿¡Qué hay en la caja!?
Era de esperar que Lucy superaría su sentido del escrúpulo con tal de salvar al cachorro. Y allí estaba, con la caja encima de la mesa del comedor.  El gato aún con la placenta colgando y sin moverse. Al tocarlo pensé que era demasiado tarde. Estaba quieto y frío, no hacía nada. Entonces se movió un poquito, apenas una de las patas y el rabito. "Mierda", hay que hacerlo. Fui al costurero y cogí la tijeras, corté el cordón umbilical y con las dos manos lo cubrí mientras le echaba mi propio aliento para calentarlo. Estaba más helado de lo que esperaba, en estado de hipotermia. No respondía. Lucy preguntaba si estaba ya muerto. Le dije que no y se lo lié en un trapo de cocina para que lo tuviera en la manos y le diera calor mientras yo buscaba algo para alimentarlo. Antes con los niños en casa en el botiquín solía tener jeringuillas para los jarabes, pero desde que crecieron no. Y eran más de las once de la noche. ¿Dónde iba a ir a buscar ya nada? Me fui al baño a ver si hubiera algo en algún neceser, bingo, tenia una con una crema. La desmonté y la limpié muy bien, rebajé leche en 1/3 de agua, la calenté un poco y me dispuse a alimentarlo. 

Madre del Amor Hermoso!

Aquel pequeño bulto de pelo negro y pegajoso abrió la boca como una tortuga carnívora y bufó defendiéndose cuando le forcé la boca para alimentarlo. Pero entonces, al sentir la leche, se agarró a la jeringa y se tragó del tirón los dos ml de capacidad que hacia esta, respiró y se tomó uno más. Seguía como un polo de cola de frío y me quedé con él un rato entre las manos calentándolo con mi bajío. Lucy comenzó a mirar en el móvil a ver que había de información para cuidados de gatos tan pequeños. En casa hemos tenido de toda clase de animales, criando y convalecientes, pero un neonato de tales características, no, con algunos días más sí... y por cierto ninguno de los dos sobrevivió.

collage de imagen de un neonato de gato(negro) con un par de horas de nacido se ve como lo asean y lo calientan
El pobre gato parecía un alborto. Según iba entrando en calor, empezó con temblores. Encendí la estufa bajo la mesa a máxima potencia y lo puse junto a esta mientras pensaba que hacer con él, el resto de la noche si se mantenía con vida... Eso... y que decir a mi marido en el momento que despertase, jejj... Porque "esa" era otra, Lucy estaba ya muy satisfecha y optimista... pero el muerto (muerto o vivo) era para mi.

La niña encontró una guía de cuidados que aquí te dejo el enlace:(Protección felina), por si alguna vez estás tan mal del cascabullo como yo y decides asumir el reto. La verdad es que incluso teniendo alguna idea, viene muy bien por lo detallada que resulta. Y como dice el refrán: que nunca te acostarás sin saber algo más... Yo, no solo no me acosté esa noche, es que aprendí que hay que estimular los genitales del neonato para que orine y defeque, porque no tiene capacidad de hacerlo solo. Y además mantenerlo con calor las primeras semanas porque son como yo con el puto tiroides atrofiado, que no pillamos temperatura ni aunque nos metan al horno vuelta y vuelta. Menuda pareja hacíamos los dos en el sofá de casa. Porque además, se llevó la noche comiendo a cada hora. Una cosa era obvia, la pequeña bola de pelo negro pegajoso tenia huevos para echarle a la vida. Agarrarse a la oportunidad que con tantas ganas Lucy había reclamado para él. Así que me armé de la poca paciencia que tengo y puse el resto.

El fin de semana a sido un vivir como hace once años, con la única diferencia que no he ido con las tetas fuera. Pero si con la alarma del móvil cada dos horas sonando. Y el microondas a todo piñón, que con lo viejito que es (16 años) y el uso que se le está dando estos días, igual lo tenemos que enterrar en lugar de al gato. Dominus que así le he puesto al cachorro felino: DOMINUS CAT (Gato dominante) ha pasado de alimentarse a cada hora, a hacerlo cada dos y media o tres. Y a duplicar su tamaño por día. Hoy amaneció ya con el cordón umbilical caído. El tío se agarra al biberón y a la botella de agua caliente que le pongo en la cesta del Decathlon (que es su casa improvisada) como si la vida le fuera en ello, jejeje... A mi me tiene muerta, como zombi que voy de la cocina de mi casa a la de mi padre, entre poner comidas, pinchar a mi padre y dar de comer al gato. Mi viejo entre bromas cuando me ve alimentarlo y luego estimularlo para que haga sus necesidades, me dice que ya mismo tendré a dos a quienes limpiar el culo. Y yo le respondo entre risas que por favor no se vaya a cagar encima hasta que el gato aprenda a hacerlo en el arenero, jejeje...

En fin, así están las cosas por casa.  Pepe no llegó a enfadarse, pero gracia como que no le hace, a él los animales dentro de casa no le gustan mucho. Los niños locos con el nuevo miembro de la familia, yo más loca si cabe, pero por dormir del tirón cinco o seis horas. Y el pequeño dominante... ay... es una pequeña e importante lección de vida de la que aprender. Como se agarra a ella. Algo tan difícil como es que siga adelante un solo ejemplar y recién nacido, pues ahí va él. Ni un cólico de lactante con la leche, y eso que no he podido comprar la cara de calostros que es la que deberia tomar por su tiempo, sino una para gatos bebés de las baratuchas. A los dos días ya acudía a la mano que lo alimenta y ya ronronea cuando lo acaricio después de la toma. Me ha tocado la fibra sensible, y eso que yo no tengo paciencia ni para pegar un sello derecho. Pero me ha conquistado y le cuido con todo el amor que puedo darle a mi hija en esa oportunidad de vida que me pidió, cuando yo tenia decidido que lo razonable era darle un golpe de gracia.

Cuando en Mayo le dio a mi padre el ictus, los días que estuve con él en el hospital, mi perra Cuca enfermó. Tuve que sacrificarla el día que le dieron a mi viejo el alta. Cuando llegué a casa y la vi como estaba... joder, no quiero ni recordar los ojitos con que me miró. Me dije a mi misma que era la última mascota que tendría. Yo amaba a ese animal, perderla fue un golpe difícil de aceptar, más aún porque era un animal que sabia llenar mis momentos de soledad, con una quietud a mis pies siempre... digna del mejor animal de compañía. Esa perra era especial para mi por el momento de mi vida en que llegó a mis manos y el aporte que hizo con su fidelidad a mi persona. La amaba, y eso que yo soy muy radical a la hora de marcar las diferencias entre animales/humanos. No soy la típica persona que porque me gusten mucho los animales les da vida de personas. Para mi un animal es siempre un ser inferior. Me gusta que cada cual ocupe su lugar en el ciclo de la vida y que no se confundan las cosas. Un animal, dependiendo de su especie siempre está por debajo en la cadena alimenticia del hombre y bajo la supervivencia de este. Y sé que alguno de mis amigos animalistas se acaban de llevar las manos a la cabeza(las dos) ahora mismo. Pero ya me conocéis. Puedo pasar días sin dormir, cuidando de un insignificante gatito, pero soy una hembra territorial de mi especie y jerárquica. ¿Qué le vamos a hacer?



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